En los últimos diez años los que éramos niños en los años 70 hemos visto como se han unido dos grandes pasiones que sucesivamente marcaron nuestra infancia y juventud: jugar con muñecos y construir maquetas (modelismo).

Como resultado de esta unión obtenemos un muñeco hiperrealista: la figura de acción, que intenta replicar la realidad a su tamaño. 

Con muchos más puntos de articulación la figura de acción puede adoptar con naturalidad casi cualquier postura, sus partes más visibles (cabeza y manos) tienen unos rasgos tan reales que más se parecen a los de una escultura de museo de cera (algunas pueden mover los ojos, tener cabello, mover los dedos); aporta perfección, detalle y rigor histórico en las prendas (camisas con ojal y botón), accesorios (una pistola puede mover el percutor, hacer que cargue la recámara, meter y sacar el cargador en el que se ve la primera bala...) y en los materiales que se emplean para ellos (la misma pistola puede estar hecha de metal con cachas de madera).

Los accesorios y complementos deLas figuras son delicados porque el tamaño permite multiplicar los detalles más pequeños. Por eso y por su precio señalamos que no es un artículo para niños. El público objetivo de estas figuras son los niños del pasado (40-50 años) los cuales ahora no disponen de tanto tiempo como antes.

Cuando sacamos una figura de acción de la caja su acabado es excelente y no necesita retoques para que vaya directamente a la vitrina. Si invertimos parte de nuestro tiempo en arreglos o “customizaciones” obtendremos mejores resultados, y más nos lucirá la figura en nuestra colección.

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